Parece una locura, casi ciencia ficción, pero enterrar el CO2 es una curiosa pero efectiva manera de combatir el actual cambio climático, provocado sobre todo por el uso y abuso de combustibles fósiles. Sin embargo, conlleva serios riesgos que, hoy por hoy, no pueden subsanarse.
¿Pero, en qúe consiste esta idea de geoingeniería para luchar contra el calentamiento global? En realidad, existen distintos métodos de solidificar el dióxido de carbono para enterrarlo así evitar que se escape a la atmósfera.
¿Dónde podemos guardar el CO2?
Son numerosas las iniciativas que persiguen tener éxito, como la propuesta por científicos estadounidenses e islandeses, cuyo plan para enterrar el CO2, el proyecto CarbFix, consiste en aprovechar la roca basáltica sobre la que se encuentra asentada Islandia. El proyecto se ha bautizado con el nombre de CarbFix.
El plan es combinar una solución de CO2 con el reactivo material del que está compuesta para que finalmente se transforme en piedra caliza. Este resultado se obtendría mediante la combinación del dióxido de carbono y el calcio para, finalmente, conseguir un material rocoso lleno de CO2 e inocuo, que se mantiene estable para guardarlo.
Otra de las formas de almacenar el dióxido de carbono consiste en yacimientos abandonados de gas y de petróleo o acuíferos salinos no potables. Básicamente, actuarían como sumideros de carbono, del mismo modo que podría serlo el océano, los bloques de hielo o los bosques.
Proyectos por doquier
China y la Unión Europea también han colaborado para plantear un plan similar. Esta vez, la idea es enterrar el CO2 en yacimientos petrolíferos abandonados de mar Bohai, situado en el norte del país asiático. En sus fondos marinos se acumularía el CO2, una cuestión que provoca las protestas de grupos ecologistas como Greenpeace.
En la misma línea, un proyecto noruego pretende almacenar el CO2 que se produce en los procesos de extracción de gas debajo de un enorme banco de arena situado en el subsuelo del Mar del Norte. Tanto en los dos casos anteriores como en otros muchos, los activistas han alertado sobre los riesgos que suponen estas prácticas.
Lógicamente, el almacenamiento de CO2 no es hermético, lo que implica un claro riesgo de filtraciones que, de producirse, afectarían al entorno provocando daños irremediables, advierten desde Greenpeace.
Afortunadamente, muchos de los planes que están en marcha se encuentran en fases iniciales que no van más allá de lo teórico. Según demandan cada vez más expertos, la inversión en el perfeccionamiento de estos métodos de enterramiento se hace necesaria.
Urge invertir en I+D
En el reciente evento Sustainability Live, celebrado en la ciudad de Birmingham, en Reino Unido, los expertos subrayaron la necesidad de tomar medidas efectivas contra el cambio climático e instaron a combatirlo almacenando carbono bajo tierra.
También se apostó por la generación de energía in situ para combatir el eterno problema de la volatilidad de las energías renovables, como la solar o la eolica para así mejorar su rendimiento y no depender de su almacenamiento para sacarle todo el partido. A su vez, no tener que depender de la red eléctrica convencional también supondría un gran triunfo, habida cuenta de lo disparatado de los precios de la energía, en constante incremento por la inclusión y aumento de las tasas.
Un futuro más optimista, explica James Woudhuysen, exprofesor de la De Monfort University, que demuestra su compromiso de forma real, con resiliencia, “requiere de políticas activas que sepan aprovechar el desafío del cambio climático en una oportunidad de crecimiento. Según el experto, es clave apostar por tecnologías que capturan y almacenan el carbono para eliminar el CO2 producido por la industria. O, todavía mejor, por tecnologías verdes que supongan una alternativa real a los combustibles fósiles para que reduzcan las emisiones y, simplemente, las hagan innecesarias.
Fuente de información: http://www.ecologiaverde.com/enterrar-para-luchar-contra-cambio-climatico/#more-14043
jueves, 21 de mayo de 2015
¿Qué es la ecología social?
La ecología social es un concepto relacionado con algo tan interesante y necesario en la sociedad como es el espíritu crítico y la denuncia, una demostración de lo importante que es pensar la realidad y apostar por la utopía como meta a la que siempre hay que tender.
También conocida como ecoanarquismo, la ecología social es una corriente filosófica y política que bebe del ecologismo y del anarquismo. Su padre, el estadounidense Murray Bookchin (1921-2006), -uno de los pioneros del movimiento ecologista-, sentó sus bases desde un enfoque critico que se contraponía al ambientalismo, con el objetivo de encontrar solución a los problemas contemporáneos que provoca la dominación del ser humano dentro del actual esquema capitalista.
Doble crisis: social y del planeta
La ecología social aboga por un enfoque humanista del medio ambiente desde un punto de vista alternativo al de la época, que separaba los problemas ambientales de los sociales, propio de los años sesenta y setenta, aunque hoy en día las cosas tampoco han cambiado demasiado.
Como primer ecólogo social, Bookchinn propone una visión global, una relación holística entre los seres naturales, lo que incluía al ser humano. Su equilibrio se conseguiría mediante la autoregulación, sin intervenciones que, lejos de ayudar al planeta estaban provocando problemas ambientales.
La sociedad ideal sería una “sociedad ecológica” que, lejos de seguir los dictados del capitalismo, se organizaría bajo la égida de la economía ecológica, basada en la sostenibilidad en todos sus órdenes, organizada mediante la coordinación de comunidades independientes autogobernadas.
Las aportaciones de Bookchin sentaron las bases de lo que él mismo definió como la ecología social, una disciplina surgida de y para nuestra época. Así lo explica Murray en su libro “Ecología de la libertad”:
Por muy crucial que pueda parecer el deterioro de las instituciones y los valores, los problemas que aquejan a la sociedad actual no se agotan de ningún modo en dicha decadencia. Entremezclada con la crisis social yace una crisis que ha surgido directamente de la explotación que el hombre hace del planeta.Más allá de la teoría, de la mayor o menor viabilidad de sus propuestas, la ecología social es una llamada de atención sobre los problemas contemporáneos relacionados con el medio ambiente. Una clara demostración de que la mejor práctica es una buena teoría.
Fuente de información: http://www.ecologiaverde.com/ecologia-social/
Las bolsas plásticas, uno de los mas innecesarios y mayores contaminantes del planeta
Siguiendo con el tema del medioambiente el cual estamos trabajando en clase, he encontrado una serie de noticias, curiosidad y problemas que tenemos con materiales y cosas que usamos normalmente, como por ejemplo las bolsas de plástico.
A finales de los 70 hicieron su aparición las bolsas plásticas en E.E.U.U y el Reino Unido, rápidamente se extendieron a escala mundial, adoptadas fundamentalmente por el comercio minorista.
Desde entonces se han convertido en una pesadilla medioambiental, ya que son demasiadas las que generamos, el mundo actualmente se tiran miles de toneladas de estas bolsas, muchas vuelan libremente, incluso desde los rellenos sanitarios, y terminan siendo causa de muerte para animales terrestres y marinos que las comen sin darse cuenta.
Además se producen en base a petroleo, por lo que su uso obliga a utilizar, extraer y refinar más petroleo con lo que esto significa para el medio ambiente.
¿Por que las usamos?
Los comerciantes las ofrecen porque saben que así aumentan las ventas, las clientes las usamos por vagos, nos hemos acostumbrado a un mundo donde todo esta servido como si fuese tan difícil salir de casa con una bolsa reutilizable o un carro para la compra.
Posibles soluciones:
Muchos países han puesto impuestos para así poder destinar esos fondos a la limpieza y reciclaje de dichas bolsas, estos es algo totalmente insuficiente. Varias ciudades e incluso países han directamente prohibido el uso de bolsas plásticas esta medida es efectiva, siempre y cuando se busquen buenos sustitutos y se trate realmente de bolsas ecológicas.
Como debe ser un bolsa ecológica:
Deben ser reutilizables, de baja energía en su fabricación de preferencias de materiales naturales o reciclados y siempre biodegradable.
Existen varias opciones primero las clásicas bolsas de papel, las cuales si bien son biodegradables y de un material natural insumen bastante energía en su fabricación incluso más que una bolsa plástico, existen varios bioplásticos fabricados a partir de plantas que se usan para obtener bolsas desechables, pero su limitado numero de usos hace que no sean tan ecológicas.
Por ultimo existen una seria de bolsas fabricadas de materiales reciclados como la rafia o el no tejido que duran muchos son reutilizables y no insumen tanta energía o las clásicas bolsas de tela, estas son las mejores opciones a la hora de buscar una bolsa ecológica.
A finales de los 70 hicieron su aparición las bolsas plásticas en E.E.U.U y el Reino Unido, rápidamente se extendieron a escala mundial, adoptadas fundamentalmente por el comercio minorista.
Desde entonces se han convertido en una pesadilla medioambiental, ya que son demasiadas las que generamos, el mundo actualmente se tiran miles de toneladas de estas bolsas, muchas vuelan libremente, incluso desde los rellenos sanitarios, y terminan siendo causa de muerte para animales terrestres y marinos que las comen sin darse cuenta.
Además se producen en base a petroleo, por lo que su uso obliga a utilizar, extraer y refinar más petroleo con lo que esto significa para el medio ambiente.
¿Por que las usamos?
Los comerciantes las ofrecen porque saben que así aumentan las ventas, las clientes las usamos por vagos, nos hemos acostumbrado a un mundo donde todo esta servido como si fuese tan difícil salir de casa con una bolsa reutilizable o un carro para la compra.
Posibles soluciones:
Muchos países han puesto impuestos para así poder destinar esos fondos a la limpieza y reciclaje de dichas bolsas, estos es algo totalmente insuficiente. Varias ciudades e incluso países han directamente prohibido el uso de bolsas plásticas esta medida es efectiva, siempre y cuando se busquen buenos sustitutos y se trate realmente de bolsas ecológicas.
Como debe ser un bolsa ecológica:
Deben ser reutilizables, de baja energía en su fabricación de preferencias de materiales naturales o reciclados y siempre biodegradable.
Existen varias opciones primero las clásicas bolsas de papel, las cuales si bien son biodegradables y de un material natural insumen bastante energía en su fabricación incluso más que una bolsa plástico, existen varios bioplásticos fabricados a partir de plantas que se usan para obtener bolsas desechables, pero su limitado numero de usos hace que no sean tan ecológicas.
Por ultimo existen una seria de bolsas fabricadas de materiales reciclados como la rafia o el no tejido que duran muchos son reutilizables y no insumen tanta energía o las clásicas bolsas de tela, estas son las mejores opciones a la hora de buscar una bolsa ecológica.
Si usamos una bolsa ecológica, podemos ahorrar seis bolsas por semana; es decir, 24 bolsas al mes; 288 bolsas al año; 22.176 bolsas durante una vida promedio.
Esta entrada la he sacado de un blog muy interesante sobre el medio ambiente: http://ecocosas.com/eg/las-bolsas-plasticas-uno-de-los-mas-innecesarios-y-mayores-contaminantes-del-planeta/
Suscribirse a:
Entradas (Atom)